Somos cinéfilos, amantes de la cultura, de las historias. Somos amantes de las emociones y herederos de una generación de soñadores que transformó un país. Los que nos precedieron dedicaron sus vidas a difundir los sueños de Hollywood, de la gauche divine, del cinema verité o del neorrealismo italiano entre sus iguales.
Encontraron en el cine, al igual que sus coetáneos, un bálsamo a la rudeza de sus vidas, y asumieron la responsabilidad de mantener esas mismas ilusiones, ésas mismas emociones, esa misma cultura y esas mismas historias, durante generaciones.